Una mirada feminista a la vulnerabilidad climática

¿Cómo entender y generar más conciencia sobre las experiencias y percepciones de la vulnerabilidad social ante el cambio climático y sus impactos desde una perspectiva interseccional?

Un blog de Irene Iniesta, colaboradora de Altekio y Ro Trejo, responsable de comunicación de Altekio

¿A qué hace referencia el término «vulnerabilidad climática»?

La vulnerabilidad climática es un término clave dentro de las políticas climáticas y ampliamente utilizado por el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC) y por la Convención Marco de Naciones Unidas del Cambio Climático (CMNUCC); también es estratégicamente usado por la Justicia Climática y por estados del Sur Global.

Al inicio se origina como un concepto medible que cuantifica la exposición y la capacidad adaptativa de los impactos del cambio climático y que permite la comparabilidad entre regiones, áreas geográficas, sectores económicos y estados. Se considera fundamental identificar la vulnerabilidad climática para que los recursos de adaptación puedan destinarse a los países y contextos particularmente vulnerables.

Actualmente existen dos intervenciones que lo han ampliado: (1) la vulnerabilidad social, donde se ha resaltado que no todas las personas son igualmente afectadas y (2) la mirada feminista, donde se incluye el género como un factor fundamental a tener en cuenta.

Narrativas de vulnerabilidad y cambio climático: ¿somos vulnerables o se nos ha vulnerabilizado?

Tal y como dice Charlotte Weatherill en este artículo de The Conversation, el marco de la vulnerabilidad se sigue basando en unas narrativas dominantes donde se aceptan ciertas vulnerabilidades y daños como “naturales” y no como políticos, prestando menos atención a las preguntas de por qué ciertos grupos son percibidos como vulnerables, o cómo se crea y se mantiene la vulnerabilidad.

Una de estas narrativas es la de que las mujeres son más vulnerables al cambio climático, centrado en una idea de “mujer” como productora rural vulnerable a los factores ambientales y las crisis. Sin embargo, se ha visto que las simplificaciones son incapaces de abordar los complejos problemas que las políticas deben resolver sobre el terreno.

Un proyecto vital

Para entender y generar más conciencia sobre las experiencias y percepciones de la vulnerabilidad social ante el cambio climático y sus impactos desde una perspectiva interseccional, desde Altekio hemos puesto en marcha el Proyecto “VITAL”.

La vulnerabilidad es inherente a todo el mundo, y es fundamental entender sus diferentes realidades para llevar a cabo una transición justa. Por ello, el objetivo de este proyecto ha sido retomar el foco en factores estructurales y relacionales de vulnerabilidad y desigualdad, considerando que esto es lo que hace posible tratar las causas de la vulnerabilidad climática y no sólo sus síntomas.

Así, uno de los primeros pasos ha sido revisar la literatura científica existente para ver los vacíos de conocimientos que se dan cuando se trata la adaptación y la vulnerabilidad. Algunas conclusiones son la necesidad de desarrollar casos de estudio en el Norte Global (ya que son prácticamente inexistentes); desarrollar el campo vulnerabilidad, adaptación y masculinidades (ya que los principales sujetos de las investigaciones son mujeres); y la necesidad de hilar teoría y práctica con un desarrollo interdisciplinar e interseccional de la vulnerabilidad.

A partir de esta revisión, como segundo objetivo, se han hecho cuatro casos de estudio en territorios vulnerables al cambio climático dentro de la península ibérica:

Galicia, una de las zonas más vulnerables a los incendios forestales del continente
Almería: zona de clima árido con la región de almendro ecológica más grande de Europa
Costa de Barcelona: zona urbana y con vulnerabilidad de pesquerías mediterráneas, en contexto de turistificación
Pirineo catalán y francés, como zona de alta montaña altamente vulnerable

Como principales resultados hemos podido comprobar que, a pesar de que existen distintas experiencias en los diferentes territorios, todas las personas entrevistadas identifican y describen que, a menudo, los efectos del cambio climático empiezan a impedir el desarrollo de actividades. También es un factor común la experimentación de incertidumbre, tristeza o efectos en la salud mental. Al mismo tiempo, coinciden en que este es un buen momento para desarrollar la creatividad e intentar cambiar las cosas, dado que se ven con la necesidad de llevar a cabo adaptaciones en sus prácticas.

La importancia de generar narrativas alternativas

Por último, siendo conscientes de la importancia de cambiar los discursos dominantes para accionar narrativas alternativas desde la responsabilidad, dentro del proyecto hemos planteado unos talleres de diálogo ciencia-política y sociedad. En estos talleres, a través de la devolución de los resultados de las primeras fases del proyecto, hemos querido reflexionar colectivamente sobre estas narrativas dominantes y las alternativas que pueden impulsar la generación de políticas que no revulnerabilicen a los grupos más afectados.

En este sentido, detectamos una necesidad de atender a la diversidad de experiencias locales y territoriales del cambio climático para poder llevar a cabo procesos de adaptación climática donde se puedan cuestionar o modificar las desigualdades de género y sociales existentes.

Algunas de las medidas que se plantearon:

Aumentar los procesos participativos.
Reconocer la población invisibilizada, especialmente población migrante y mujeres.
Coproducir proyectos con las comunidades para no imponer prácticas en los territorios que habitan.
Considerar la dimensión emocional en la adaptación al cambio climático como fundamental en los procesos de mediación.
Generar equipos interdisciplinares y coherencia entre políticas que incluyan a diversos agentes del territorio, como colectivos, universidades y administración pública.
Promover la coherencia entre las diferentes políticas, especialmente entre las que abordan el cambio climático y la biodiversidad, y las políticas agrarias y forestales; y que las medidas de adaptación vayan unidas a políticas sociales como la vivienda o la regularización.